.:: Crónica 7. Patrick contra el Altiplano ::.

19 de junio 2003, Copacabana, lago Titicaca, Bolivia

Hubiera tenido que ser más cuidadoso con la altura cuando llegué en Bolivia... No quería perder tiempo así que empecé directo con una excursión de 4 días en 4x4 en la parte sur del Altiplano (Sur Lipez) que terminó en la visita al Salar de Uyuni, el lago salado más grande del mundo.

Desde Salta, llegué así en tres días de 1200 metros a más de 4200 metros de altura. Con un exceso de confianza en las hojas de coca, que tienen un gusto abominable, me sorprendí por no poder dormir a causa de la altura, después de 8 horas de ruta entre 4200 y 5000 metros. La segunda noche, para acompañar a mi amiga la aerofagia, empezaron unos problemas de digestión y un fuerte dolor de cabeza. Hay que decir que a esa altura, la temperatura baja hasta -20° durante la noche. Sin calefacción en los refugios improvisados donde dormíamos, ni se podía pensar en abrir la ventana para airear. Agregándole a eso seis personas que duerman en un lugar cerrado de 15 m² y consiguen una mezcla detonante de falta de oxigeno y de saturación de CO2 (a 4200 metros de altura, la concentración de oxigeno es casi dos veces más baja que al nivel del mar). La tercera noche, mi estomago me abandonó, el traidor... Preferí renunciar a las tres de la mañana y fui a devolver todo al inodoro, lo que me permitió dormir 4 horas tranquilas, es decir no entrecortadas por unos eructos inconfesables. El cuarto día, bajamos a 3800 metros de modo que mi organismo se empezó a recuperar.

Eso dicho, no lamento en nada esa fantástica expedición que me hizo descubrir los paisajes más lindos de los Andes en esa región que pasa por el reflejo de las altas mesetas Tibetanas. Entre las cosas que más me impresionaron, cronológicamente: - La laguna verde, a 4500 metros de altura, un sitio de una belleza excepcional, con el volcán Licancabur detrás; - La hermosa laguna blanca y sus aguas termales, temperatura del agua: 32°, temperatura fuera: 10°... dudamos en salir; - Los géiseres “Sol de Mañana”, 4850 metros de altura, olor de huevo podrido, el vapor de agua alcanza 200° y brota de los cráteres en un ruido de cocedor a vapor gigante; - El desierto de Salvador Dali, paisaje marciano irreal donde se colocan aquí y allí unos peñascos esculpidos por el viento, homenaje justificado al pintor iluminado... Más lejos se puede admirar un asombroso peñasco en forma de árbol; - La laguna colorada, cercada por unos volcanes, roja como el amor, refugio de numerosos flamencos rosas.

Por fin, el cuarto día, nos despertamos a las 3:45 de la mañana para ir a ver el alba llegar sobre lo más sobresaliente del viaje: el Salar de Uyuni. 10.000 Km² de pureza inmaculada, un tercero de la superficie de Bélgica. Sobre el suelo, la sal presenta unas ranuras de forma hexagonal. La línea del horizonte, infinita, es tan plana que se ve curva. En el centro se encuentra la “Isla de Pescadores”, invadida por unos milenarios cactus gigantes. Sin embargo, no vi ni a un pescador... Los cactus pueden alcanzar 12 metros de altura, crecen a razón de un centímetro por año y son compuestos por una extraña leña porosa, que los autóctonos usan para fabricar unos muebles. En 30 minutos, la temperatura pasa de -15° a +20° y el espectáculo del amanecer es prodigioso.

Luego, con dos compañeros de la expedición, fuimos directo a Potosí para visitar las famosas minas de plata que contribuyeron a la fabulosa riqueza del emperio Español. En el siglo XVI, la ciudad tenía 160.000 habitantes y era en aquel entonces más importante que Paris o Londres. Todavía se encuentran numerosos edificios barrocos con ricos adornos testimoniando su pasado glorioso. Se ubica a unos 4000 metros de altura y es aún la ciudad más alta del mundo, aún más que Lassa en Tibet. Hoy día, su población, de... todavía 160.000 habitantes se compuesta por mayor parte de mineros y paisanos que viven en condiciones bastante precarias, ya que no queda casi nada de recurso mineral.

La visita de las minas es inolvidable y un poco traumática... recorrimos kilómetros de galerías casi sin poder ponernos derechos y observamos, un poco incómodos, a los mineros mientras trabajan. Estos se organizaron en cooperativas y suben todo el día el mineral de estaño o de plata por un sueldo miserable. Con humor bastante cínico, agradecen a los visitantes que les regalan unas hojas de coca (su única “comida” del día), unos cigarrillos, un poco de dinamita y alcohol a 96°. Lo que pasa es que 80% de sus ingresos proviene del turismo. Es un poco como si presentían un espectáculo para unas personas armadas de cámaras de foto... ¡Más les vale tener humor! Ya que el show no es muy descansado... Esperanza de vida: 40 años. Se mueren casi todos de silicosis o a causa de las explosiones. En 1996, un minero llegó a jubilarse. ¡Todos los diarios del país publicaron la noticia, era la primera vez que sucedía! La esperanza de vida esta creciendo para todo el mundo, parece...

Desde entonces, continué mi ruta hacia el lago Titicaca, ubicado entre Bolivia y Perú. Mis dos compañeros de ruta se fueron a Sucre, la capital administrativa del país que, se dice, es muy linda y agradable para vivir. Desgraciadamente, no tuve el tiempo de ir a verificarlo por mi mismo. Tengo una cita con Thierry, el suizo de Bariloche (ver crónica 5) el 21 de junio en Cuzco, para asistir al principio del Inti Raymi, la fiesta del sol de los Incas.

Desde el pueblo de Copacabana, sobre las orillas del lago Titicaca, fui a ver las islas del sol y de la luna, donde se puede admirar unos vestigios de la civilización Tiwanaku, anterior a la civilización Inca. La leyenda cuenta que los primeros Incas salieron de las aguas del lago para fundar la ciudad de Cuzco. Bueno, es una leyenda... La vista ahí es maravillosa y es increíble darse cuenta que estamos sobre el mítico Titicaca, el lago navegable más alto del mundo (3820 m) cuyo nombre me hacía morir de risa cuando estaba en mi época escatológica, que debo confesar no estoy seguro haberla dejado...

En lo que se refiere a Copacabana, hay que saber que el nombre de la playa más conocida del mundo viene de una oscura historia de un marinero boliviano perdido en el mar, que imploró a la virgen de Copacabana y se encontró después a salvo sobre la famosa playa...

Con este antipasto de civilizaciones andinas desaparecidas, me estoy preparando a llegar a Cuzco en Perú, la antigua capital inca y el punto de inicio para la visita del Machu Pichu, la ciudad inca descubierta en 1911 y conservada casi en su estado original. Y parece que se llega desde un pueblo llamado “Aguas Calientes”... ¿Tal vez voy a cumplir mi sueño de un buen baño bien caliente...? ¡Ya ni puedo esperar!

¡Hasta la próxima!

Patrick


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